Manejar el dolor en el Islam (parte 4 de 5)
Descripción: El que es sometido a prueba está en compañía de los justos.
- Por J. Hashmi (© 2012 IslamReligion.com)
- Publicado 16 Jan 2012
- Última modificación 16 Jan 2012
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Cuando la calamidad nos golpea, debemos estar orgullosos del hecho de que somos similares a los siervos píos de Dios, entre los que están los Profetas: todos ellos fueron sometidos a pruebas y dificultades. El Profeta Abraham y su hijo, que las bendiciones de Dios sean con ambos, fueron probados en la forma más severa. Dios le ordenó al Profeta Abraham que sacrificara a su hijo Ismael. Cumplir esta orden sin duda alguna debió ser muy difícil para el Profeta Abraham, y sin duda debió haber sido muy triste por la idea de perder a su ser querido. Pero el Profeta Abraham perseveró pacientemente y obedeció a Dios. No sólo esto, sino que incluso el propio Ismael se mantuvo firme y obediente y se ofreció a sí mismo para ser sacrificado.
Esta prueba que Dios le puso al Profeta Abraham fue para medir su determinación. Si el Profeta Abraham o su hijo hubieran tenido una fe débil, habrían fallado en esta dura prueba por la que Dios los premió, dándoles una gran recompensa por su gran fe y obediencia a Él: justo antes que el Profeta Abraham sacrificara a su hijo, apareció un carnero y Dios le dijo que lo sacrificara en lugar del muchacho. Como premio, Dios prometió establecerlos a ellos como líderes en la tierra. Dios dice del Profeta Abraham y su hijo:
“Y luego que ambos se resignaron, y lo echó sobre la frente [para sacrificarlo], lo llamamos: ¡Oh, Abraham! Has realizado tu visión. Y por cierto que así retribuimos a los benefactores”. (Corán 37:103-106)
El Corán dice:
“Y cuando Abraham fue puesto a prueba por su Señor con unas órdenes, las cumplió. Dijo [Dios]: Haré de ti un guía ejemplar para los hombres”. (Corán 2:124)
Sin duda, cuando se le ordenó al Profeta Abraham que sacrificara a su hijo, pudo haber sido reacio a este respecto, pero lo hizo por obediencia a Dios Todopoderoso. Esto nos dice que a uno puede no gustarle algo, pero puede que haya algo de bueno en ello. Dios dice:
“Es posible que detestéis algo y sea un bien para vosotros, y que améis algo y sea un mal para vosotros”. (Corán 2:216)
Otro ejemplo que me viene a la mente es el del Profeta José, que la misericordia y las bendiciones de Dios sean con él. El Corán menciona muchos detalles de las pruebas y tribulaciones que él enfrentó en su vida. Su padre lo amaba mucho, lo que hizo que sus hermanos estuvieran muy celosos de él. Ellos conspiraron en su contra y finalmente lo abandonaron en un pozo profundo. Una caravana de viajeros pasó por el pozo y uno de ellos echó allí su cubo. Entonces dijo: “¡Buenas noticias! ¡Hay un muchacho!” Y se lo llevaron como mercancía. Con esto, el Profeta José fue llevado a la lejana tierra de Egipto como esclavo. Un gobernador egipcio lo compró y el Profeta José trabajó diligentemente en la distancia. Como estaba al servicio del gobernador, la prueba se intensificó: la esposa del gobernador, que era muy hermosa, trató de seducir a José. Esta fue una gran prueba para él, pero resistió los avances de ella con una perseverancia firme. Un día, la esposa del gobernador corrió tras el Profeta José para seducirlo por la fuerza, y rasgó su camisa. Justo en ese instante entró su marido a la habitación. Ella acusó al Profeta José de violación pero José lo negó, y cuando el gobernador vio su camisa rasgada por la esposa, le pidió a su esposa que se arrepintiera ante Dios Todopoderoso. Ella elaboró un plan para tener al Profeta José y le dio dos opciones, o se sometía a la voluntad de ella o iría a la cárcel. Él escogió la segunda y fue puesto en prisión por un tiempo.
Cuando somos golpeados con calamidades, debemos pensar en todas las pruebas por las que pasó el Profeta José: años de esclavitud y encarcelamiento. Sin embargo, a pesar de todo ello, él se mantuvo firme con Dios. Nunca se resintió por las calamidades que le habían acontecido, sino que en lugar de ello utilizaba su tiempo para invocar a su Señor. Fue entonces cuando —finalmente, después de muchos años— Dios recompensó al Profeta José por su constancia. Fue en la misma celda en la cárcel que conoció a un hombre que tuvo un sueño. Dios le dio al Profeta José el don de la interpretación de los sueños. Y así interpretó el sueño de su compañero de celda, diciéndole que sería liberado y que trabajaría para el rey. En efecto, la profecía se hizo realidad y el hombre recibió su libertad y trabajó para el rey.
Un día, el rey tuvo un sueño. La historia es narrada en el Corán:
“Y dijo el rey: En verdad he visto siete vacas gordas que se las comían siete vacas flacas, y siete espigas verdes y otras secas. ¡Oh, cortesanos! Explicadme el sueño, si es que sabéis interpretarlo”. (Corán 12:43)
El antiguo compañero de celda del Profeta José, que ahora estaba al servicio del rey egipcio, de inmediato recordó a José. Le informó al rey acerca de él y así José fue llamado para que interpretara el sueño, cosa que hizo. El Profeta José le dijo al rey que habrían siete años de buena cosecha, después de los que vendrían siete años de sequía y hambruna. Le aconsejó al rey almacenar comida durante los siete años de prosperidad, para así utilizarla en la época de sequía y hambruna.
El rey quedó tan complacido con el Profeta José que no sólo lo liberó, sino que lo designó para un cargo elevado en el gobierno. Y así Dios estableció una gran cantidad de bien a través de la adversidad. Si el Profeta José no hubiera sido abandonado nunca en un pozo por sus hermanos ni hubiera sido vendido como esclavo ni hubiera sido encarcelado injustamente, jamás habría sido hallado por el rey y designado para una posición de tanta autoridad. De hecho, el Profeta José tuvo que pasar por toda esta tribulación para alcanzar este rango. Por lo tanto, cuando pasamos por momentos difíciles en la vida, debemos ser positivos. Puede ser que Dios nos esté impulsando a un bien mayor que puede ser desconocido para nosotros en ese momento.
El Profeta Salomón también fue probado, pero en una forma diferente. A él le fueron dados riqueza y poder inmensos. La historia atestigua el hecho de que la riqueza y el poder corrompen. Sin embargo, el Profeta Salomón fue uno de los pocos reyes que se mantuvieron piadosos y temerosos de Dios. El Corán dice:
“Por cierto que probamos a Salomón […]. Entonces, [Salomón] se dirigió a su Señor”. (Corán 38:34)
De hecho, todos los Profetas de Dios fueron puestos a prueba. Esto muestra que Dios pone pruebas sobre Sus siervos justos, y debemos sentirnos orgullosos de estar en su compañía. También debemos emular su comportamiento, que fue mantenerse firmes en tiempos de tribulación.
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