Sura 98, Al Bayina (La evidencia clara)
Descripción: Capítulo breve que profundiza en el hecho de que la religión de Dios necesitaba al Profeta Muhammad y una escritura clara, el Corán, para advertir y guiar a la gente de la incredulidad hacia el camino recto.
- Por Aisha Stacey (© 2018 IslamReligion.com)
- Publicado 29 Jan 2018
- Última modificación 29 Jan 2018
- Impreso: 4
- Visto: 4,567 (promedio diario: 2)
- Clasificado por: 0
- Enviado por email: 0
- Comentado: 0
Introducción
"La evidencia clara" es uno de los capítulos cortos que se encuentra hacia el final del Corán. Solo contiene ocho aleyas, sin embargo, cubre una serie de temas, incluyendo la venida del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), por qué fue necesario enviarlo con una nueva revelación, y la importancia de respetar y actuar con conocimiento. Esta sura toma su título de las palabras de cierre de la primera aleya.
La sura 98 también trata una serie de detalles sobre la historia de la fe. El Profeta Muhammad fue esencial para la reforma de la gente, ya que toda la humanidad había caído en la incredulidad. La discordia y el conflicto entre la Gente del Libro no surgió por ignorancia, sino que ellos escogieron el conflicto incluso después de que se les había dado una evidencia clara. Y la religión de Dios es y siempre ha sido la misma.
La mayoría de los eruditos islámicos está de acuerdo en que esta sura fue revelada en Medina, pero una minoría considera que fue revelada en La Meca. Aquellos que creen lo primero, piensan que fue revelada en los primeros tres o cuatro años después de que los musulmanes emigraron a Medina. Ella habla de la división entre los creyentes y los incrédulos de la época, y es pertinente para la historia de la fe en Arabia.
Aleya 1: Lo que provoca el cambio
Los incrédulos, ya sean de la Gente del Libro (judíos y cristianos) o de los idólatras y politeístas, no van a cambiar su camino y dejar atrás su incredulidad hasta que les llegue una evidencia clara.
No se separarán de sus caminos errados y sus supersticiones hasta que vean la prueba. Ello implica que no había forma de que pudieran ser liberados de su estado de incredulidad, excepto con evidencia clara proveniente de Dios. La corrupción se había infiltrado en todos los credos y doctrinas, y no había perspectiva de mejora excepto con evidencia clara.
Aleyas 2 y 3: Cuál es la evidencia clara
La evidencia clara es un Mensajero de Dios recitando escrituras puras que contienen las normas y leyes de Dios.
La evidencia clara es el Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Él es la prueba que los incrédulos necesitan: en su esencia, en su trato hacia los demás, y en sus modales, moral y principios. Él le recita a la gente las escrituras puras que no contienen errores ni falsedad. Ese es el Corán.
Aleya 4: Los que vinieron antes
La Gente del Libro no se dividió y desvió debido a que no se les hubiera enviado ninguna prueba clara, sino porque eligió el camino errado por su propia voluntad. Ellos se dividieron en sectas solo después de que Jesús, el Profeta de Dios y la clara evidencia para el pueblo judío, fuera enviado a ellos con el Evangelio. Ellos se dividieron por asuntos de fe. Aquellos que siguieron a Jesús comenzaron a separarse en sectas y en denominaciones hostiles y beligerantes.
Del mismo modo, dado que las escrituras anteriores ya no son puras, no son fuente de guía. Dios, al enviar a Su último Mensajero con evidencias claras, ha cumplido una vez más Su obligación hacia ellos. Si permanecen divididos después de esto y no abrazan la fe verdadera, entonces ellos mismos deben ser responsables por eso y no tienen excusa que alegar ante Dios.
Aleya 5: La religión verdadera
Dios solo les ordenó que lo adoren a Él con devoción sincera. A ellos se les pidió que fueran fieles a su fe, establecieran la oración y pagaran la caridad obligatoria. Eso, dice Dios, es la verdadera religión.
Esto es lo que todos los profetas de Dios habían tratado de decirles a sus pueblos, y también es lo que sus diversas revelaciones les habían prescrito. Se le había dado pruebas a la Gente del Libro, ahora se les ha dado nuevamente en la forma del Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él) y del Corán. El Profeta Muhammad ahora dice exactamente lo mismo que dijeron los profetas anteriores a él. Él es el último Mensajero, quien viene con el mensaje final, completo y perfecto. Las revelaciones anteriores han sido cambiadas, corrompidas u olvidadas. La religión es clara en su forma original y la esencia de la fe es simple.
Aleya 6: Lo peor de la creación
Aquellos que no han creído luego de recibir claramente el mensaje (ya sean la Gente del Libro o los idólatras y politeístas) habitarán por siempre en el fuego del Infierno. Dios los denomina lo peor de la creación.
Incrédulos son aquellos que se han negado a reconocer al Profeta Muhammad como Mensajero de Dios. Aquellos que se niegan a reconocer que el Profeta Muhammad recita las palabras de Dios, enfrentarán una eternidad de desesperación en el Fuego. Este es un veredicto absoluto para aquellos que continúan negando la fe.
Aleya 7: Lo mejor de la creación
Por otra parte, aquellos que creen y hacen buenas obras son lo mejor de toda la creación.
Ellos son superiores a toda la creación, incluso que los ángeles, puesto que los ángeles no tienen la capacidad de desobedecer, mientras que a la humanidad se le ha otorgado libre albedrío, y es capaz de elegir si obedecer o no los mandamientos de Dios.
Aleya 8: Delicia eterna
La gente que es denominada lo mejor de la creación, tendrá su recompensa. Ellos estarán con su Señor (Dios) en jardines por los que fluyen ríos. Ellos morarán allí para siempre. Serán felices eternamente y estarán en paz, en un entorno espléndido y satisfactorio. Dios está complacido con ellos y ellos están complacidos con Dios. Este es un toque refinado a la forma habitual en que el Paraíso es descrito. La complacencia de Dios es mucho más elevada que la felicidad, expresa connotaciones únicas. Esta bienaventuranza eterna es lo que les espera a los que temen a Dios.
Agregar un comentario