Sura 93, Ad-Duha (La mañana)

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Descripción: Un capítulo conciso que le asegura al Profeta Muhammad que su vida mejorará, y le recuerda que Dios siempre cuida de sus necesidades. Instrucciones claras de Dios al Profeta Muhammad, que son aplicables a todos.

  • Por Aisha Stacey (© 2019 IslamReligion.com)
  • Publicado 15 Jul 2019
  • Última modificación 10 May 2020
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Introducción

Chapter-93,-Ad-Duha.jpgEsta es una sura corta de once aleyas que se encuentra hacia el final del Corán. Fue revelada en La Meca en el período más temprano de la revelación, y fue dirigida al Profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él). Dios le asegura que no lo ha olvidado, a pesar de que no hubo revelación por algún tiempo. La pausa temporal en las revelaciones había causado mucho dolor y estrés al Profeta Muhammad, así que el tema está diseñado para consolar al Profeta Muhammad y aliviar su ansiedad y su angustia. Revela la ternura y la misericordia de Dios y es un mensaje de afecto que calma al Profeta Muhammad. La sura revela que Dios es benévolo, calma el dolor y los problemas, y llena a la humanidad de alegría y esperanza.

Cuando, durante un lapso de tiempo, las revelaciones se detuvieron, los incrédulos se burlaron del Profeta Muhammad, diciéndole: "Muhammad, el Señor te abandonó". Las revelaciones fueron el enlace entre el Profeta Muhammad y Dios, manteniendo al Profeta firmemente en su camino mientras aprendía a difundir el mensaje. Cuando las revelaciones se detuvieron, el Profeta Muhammad se sintió abandonado y rechazado, y la burla de los incrédulos fue una carga adicional. Cuando esta sura fue revelada, vino como un flujo de misericordia y compasión, restauró la fuerza del Profeta Muhammad y lo tranquilizó.

Aleyas 1 a 4: Un juramento seguido de alivio

Dios jura por el brillo de la mañana y por la noche, cuando la Tierra se calma y oscurece. Cuando Dios hace un juramento, nos pide que pensemos y reflexionemos. Las horas brillantes del día son contrastadas con la quietud de la noche. Al describir estos dos períodos de tiempo antes de darle alivio al Profeta Muhammad, Dios establece una conexión entre los fenómenos naturales y los sentimientos humanos. Estos dos momentos tienen un efecto notable en el ser humano. Son dos períodos opuestos de tiempo que aluden al hecho de que la gente enfrenta circunstancias distintas: a veces la vida es fácil, y a veces es muy difícil. Pasar por la oscuridad es una parte importante de estar vivo.

Tu Señor (le dice Dios al Profeta Muhammad) no te ha olvidado ni está disgustado contigo. Dios le asegura al Profeta Muhammad que Él no está enojado ni molesto con él y que no lo abandonó y nunca lo abandonará. Él dice enfáticamente que no le ha dicho adiós, y que esta situación no es definitiva. Estas son palabras tiernas y tranquilizadoras que expresan el amor de Dios por el Profeta Muhammad. Él (Dios) continúa diciendo que la vida por venir será mejor que esta vida actual. Los eruditos afirman que esto se refiere a que el Más Allá es mejor que esta vida mundana, y que podría referirse a que la parte final de la vida del Profeta Muhammad sería mejor y más fácil que las luchas al comienzo de su vida y al comienzo de su profecía.

Aleyas 5 a 8: Tres favores

Dios le dice al Profeta Muhammad que Él será generoso con él y que estará muy satisfecho y contento. Dios también facilitará el camino difícil y la misión del Profeta Muhammad será exitosa. Él tendrá honor y prestigio, y su mensaje continuará divulgándose. En el Más Allá, la posición del Profeta Muhammad será más elevada que la que alcance en este mundo. No será una transformación inmediata, puede tomar algún tiempo, pero pronto el Profeta Muhammad será bendecido con más de lo que puede imaginar.

Dios continúa recordándole al Profeta Muhammad que estuvo con él durante toda su vida. Cuando el Profeta Muhammad quedó huérfano, fue Dios Quien le dio refugio. El huérfano puede considerarse el más oprimido en cualquier sociedad, cuando clama por ayuda solo Dios lo escucha y responde a su llamado. El Profeta Muhammad estaba en un lugar oscuro, pero Dios lo rescató.

Cuando el Profeta Muhammad estaba perdido, fue Dios Quien lo halló y lo guio. El Profeta Muhammad jamás estuvo involucrado en idolatría, politeísmo ni ateísmo, aunque presenció las costumbres y prácticas de su pueblo. Él, sin embargo, desconocía la fe verdadera y su propósito real. El Profeta pudo sentirlo, y eso lo persiguió; estaba buscando a Dios y Él lo guio al camino recto.

Cuando el Profeta Muhammad era pobre, fue Dios Quien lo enriqueció y lo hico autosuficiente. Los eruditos explican que el Profeta Muhammad estaba bajo muchísima presión. Se sentía responsable no solo por sí mismo y su familia inmediata, sino por toda la humanidad. Dios lo encontró aplastado bajo ese peso y lo libró de la necesidad.

Aleyas 9 a 11: Tres exigencias

El Profeta Muhammad luego es instruido por Dios para que proteja a los huérfanos y para que sea caritativo con quienes buscan ayuda y proclaman las bendiciones de Dios. Por supuesto, el Profeta Muhammad jamás oprimió a un huérfano ni ignoró a alguien necesitado; pero cuando Dios le enseña una lección, es el creyente el que aprende. El Profeta Muhammad era huérfano, por lo que conocía las dificultades asociadas con tal situación. El creyente se hace responsable de no permitir que esto le ocurra a ningún huérfano dentro de su esfera de influencia.

Cuando una persona busca ayuda, esta puede ser física, como comida o refugio, o puede ser también conocimiento y guía. Dios nos enseña cómo tratar a aquellos que buscan ayuda: no humillarlos, tratarlos con respecto, y permitirles mantener su dignidad ante la angustia. Estas instrucciones reflejaban las necesidades de la época. Era un tiempo no muy distinto al nuestro, una sociedad codiciosa y materialista en la que las necesidades de los débiles no eran satisfechas. El Islam reformó dicha sociedad, y las instrucciones de Dios son igualmente aplicables hoy en día. Aquellos que buscan conocimiento y orientación a menudo son temerosos o demasiado entusiastas, trátalos del mismo modo que a aquellos que necesitan ayuda física, con cuidado y respeto.

Hablar de las bondades de Dios es una forma de expresarle gratitud; menciona Sus favores para contigo y menciona las enseñanzas con las que Él te ha bendecido. El Profeta recibió favor tras favor y Dios le ordenó que los mencionara. Esta es una lección para todos nosotros, pues cuando examinemos nuestras vidas, encontramos también muchas bendiciones y favores, y el mayor favor de todos es la guía.

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