El alcohol (parte 2 de 2): La madre de todos los males

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  • Por AbdurRahman Mahdi (© 2010 IslamReligion.com)
  • Publicado 08 Mar 2010
  • Última modificación 22 Jun 2010
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Pobre Mejor

¡Oh! ¡Que los hombres se introduzcan un enemigo en la boca [alcohol] para que les robe los sesos! ¡Que constituya para nosotros alegría, complacencia, júbilo y aplauso convertirnos en bestias!” (Cassio, en la obra Otelo, de William Shakespeare, acto 2do., 3ra. escena)

Un día, cuando salía de la mezquita, el Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) notó que su primo y yerno, ‘Ali ibn Abu Talib, estaba visiblemente perturbado. Cuando el Profeta, preocupado, le preguntó qué le sucedía, ‘Ali simplemente señaló el cadáver ensangrentado de su querido y apreciado camello. No se trataba de un camello ordinario, sino del camello de guerra que ‘Ali solía montar en su valiente defensa de su Profeta y religión en el campo de batalla. ‘Ali le dijo al Profeta que uno de sus tíos era responsable por la muerte del animal, y así el Profeta fue a cerciorarse de la historia averiguando qué decía su tío.

Cuando fue a ver a su tío, lo encontró embriagado con vino. Viendo el desagrado en el rostro de su sobrino, y a pesar de su embriaguez, el tío se dio cuenta que el Profeta había venido a preguntarle acerca del camello de ‘Ali. Sin nada bueno para decir en su defensa, el culpable y borracho tío bramó a su sobrino: “¡Tú y tu padre son mis esclavos!”. La única respuesta del Profeta al insulto de su tío, fue: “Ciertamente, el alcohol es la madre de todos los males”.

Y así, en la biografía del Profeta Muhammad, aprendemos una valiosa lección sobre las colosales y terribles consecuencias de la ingesta de alcohol. Cualquiera de los actos inspirados por el alcohol en este breve episodio de la bendita vida del Profeta, habría sido suficiente para el lector como admonición: ya fuera sobre el camello de ‘Ali, el estado de embriaguez de un tío del último Profeta de Dios, o el perverso insulto que lanzó contra su sobrino y su propio fallecido hermano, quien no era otro sino el padre del Profeta de Dios. Y peor aún si consideramos todos estos crímenes juntos, sin mencionar los diversos males que indirectamente resultaron del consumo de alcohol de su tío, tal como la pérdida para la comunidad musulmana de una de sus bestias de batalla, o el dolor, la angustia, y quizás la perturbación que debió sentir el Profeta por este trágico asunto familiar. Sin duda, fue precisamente a causa de que el Profeta reconoció que fue el alcohol el que dio origen a todas estas faltas y pecados, que lo denunció como “La madre de todos los males”.

Por eso, encontramos que el Islam ha prohibido completamente el consumo de alcohol, ya sea en pequeñas o grandes cantidades. El Profeta Muhammad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo:

“Si una gran cantidad de alcohol causa embriaguez, una pequeña cantidad también queda prohibida”[1].

En esta narración, vemos la perfección del Islam como religión, su código legal concluyente, y su modo de vida comprensivo. Como señaló un alemán converso al Islam:

“El Islam valora la salud moral y espiritual de una nación tanto como su bienestar físico. Considera que todo lo que interfiere con el buen funcionamiento de la mente o entorpece nuestros sentidos, reduciendo nuestro sentido del pudor y la responsabilidad o nubla nuestra percepción de una forma perjudicial, como dañino (esto incluye el alcohol, como también las drogas). Y, aunque reconoce que las personas reaccionan de maneras diversas ante el mismo estimulante, no deja en sus manos el decidir cuán aceptable es para ellos. Demasiadas personas piensan que tienen el control sobre sus hábitos de bebida, sin embargo siempre terminan tomando una copa de más. El Islam afirma categóricamente que si una sustancia, en grandes cantidades, puede destruir la claridad de la mente, entonces es perjudicial también en pequeñas cantidades. El Islam, por lo tanto, aboga por una total prohibición de las drogas narcóticas, incluyendo el alcohol. El Islam prohíbe el uso, y no sólo el abuso de estas sustancias”[2].

Sí, existen algunos beneficios derivados de las bebidas alcohólicas. Por ejemplo, el alcohol desinhibe, ayuda a relajarse y, en pequeñas cantidades, es bueno para la salud del corazón[3]. Sin embargo, como afirma el Sagrado Corán, los perjuicios asociados con el alcohol sobrepasan sus beneficios. Por lo tanto, en un análisis final, el alcohol es un enemigo y no un amigo de quien lo consume.

“Te preguntan acerca de las substancias embriagantes y los juegos de apuestas. Diles: Son de gran perjuicio, a pesar de que también hay en ellos algún provecho para los hombres”. (Corán 2:219)

El Islam ha proscrito el consumo, la producción, el transporte y venta de bebidas alcohólicas buscando el beneficio y mejoramiento del ser humano[4]. De hecho, el mero consumo público de alcohol está considerado un crimen punible, para el cual se ha legislado un castigo corporal. Y en el Más Allá, el castigo es verdaderamente terrible:

“Todo embriagante está prohibido. Dios ha prometido respecto a aquellos que consumen embriagantes, darles de beber el pus (de los habitantes del Infierno)”[5].

Para concluir, quizás sería útil que el lector meditara acerca de las siguientes historias que son bien conocidas, al menos para muchos musulmanes cautos.

Una vez, una mujer propuso a un hombre hacer cosas perversas. El hombre, temiendo a Dios, se rehusó rotundamente. Pero determinada a no dejar escapar a su presa, la mujer le ofreció una de tres opciones, una más cobarde que la otra: beber alcohol, cometer adulterio, o asesinar a su hijo de un matrimonio previo. Si el hombre se rehusaba, ella gritaría que había sido violada. Entonces, después de haber meditado sobre este problema, el hombre piadoso escogió el que él consideró como el menor de los tres males. Sin embargo, después de beber el alcohol, el hombre se emborrachó; y bajo la influencia de esta bebida que le anuló el sano juicio, asesinó a la criatura y cometió adulterio con esa mujer.

Mediten, y consideren cuán fácilmente una persona puede degenerarse como ser humano si abraza a la “Madre de todos los males”.



Footnotes:

[1] Narrado por Yabir, y registrado por Tirmidhi, Abu Dawud e Ibn Mayah.

[2] Sahib M. Bleher, One glass too many. Pág. 199.

[3] En realidad, si hablamos la verdad, son los antioxidantes que contiene la uva naturalmente las que son beneficiosas para el corazón, y no el vino fermentado.

[4] “Allah maldijo a todos los relacionados con los embriagantes: a quien lo bebe, a quien lo sirve, a quien lo vende, a quien lo compra, a quien lo produce y a quien encarga la producción, a quien lo transporta y para quien es transportado”. (Abu Dawud)

[5] Sahih Muslim.

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