Sura 7, Al Araf (Los lugares elevados) (parte 1 de 3)

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Descripción: Breve comentario sobre el capítulo 7 (versículos 1 al 58) del Sagrado Corán. Estos versículos son tanto una invitación a hacer el bien, como una advertencia contra el comportamiento arrogante y desobediente.

  • Por Aisha Stacey (© 2016 IslamReligion.com)
  • Publicado 21 Nov 2016
  • Última modificación 07 May 2023
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Introducción

Chapter-7,-Al-Araaf_part_1.jpgEsta sura es una de las más largas, y se encuentra al inicio del Corán. Se acepta generalmente que fue revelada en La Meca. Lleva el nombre de una barrera alta que dividirá a los salvos de los condenados en el Día del Juicio. Comienza tranquilizando al Profeta Muhammad, al decirle que las historias sobre las comunidades desobedientes del pasado deben servir para animar a los creyentes a prestar atención y arrepentirse antes de que el gran Día esté sobre ellos.

Aleyas 1 a 10: Aprende lecciones de la historia

Dios se dirige al Profeta Muhammad diciéndole que no sienta ningún malestar. Él le asegura que este libro (el Corán) ha sido revelado como advertencia y recordatorio para quienes creen, a quienes les dice que sigan lo que ha sido revelado y que no sigan a ningún otro Señor aparte del Dios único. ¿Cuán a menudo han sido destruidas civilizaciones? Y, aun así, la humanidad no presta atención a las advertencias. Algunos fueron aniquilados en la noche, y otros mientras descansaban en el calor del día. Cuando el castigo se cernió sobre ellos, admitieron sus malas acciones.

Dios seguramente interrogará a aquellos a quienes les envió un menaje y a quienes llevaron el mensaje. La humanidad será cuestionada por Dios, Quien tiene conocimiento total de sus obras, tanto buenas como malas. La ponderación de las obras en ese Día será justa. Aquellos cuyas balanzas estén pesadas (con buenas obras) tendrán éxito; mientras que aquellos cuyas balanzas estén ligeras, perderán.

Aleyas 11 a 18: La historia de Adán y Satanás

Dios estableció a la humanidad en la Tierra y le proveyó los medios para ganarse el sustento. La humanidad, sin embargo, es ingrata con Aquel que la creó y le dio forma humana. A los ángeles se les ordenó prosternarse ante el primero de su clase, Adán. Los ángeles obedecieron, pero no lo hizo Iblís[1] (Satanás), sino que procedió a discutir con Dios cuando se le preguntó por qué no obedecía las instrucciones divinas. Satanás se consideraba mejor que Adán: él fue creado de fuego sin humo, mientras que Adán fue creado de barro.

Dios le ordenó a Satanás descender del Paraíso, afirmando que no era una morada para los soberbios, y que Satanás sería en adelante uno de los más despreciables. Satanás pidió un aplazamiento (para su juicio y castigo) hasta el Día de la Resurrección y le fue concedido. En su arrogancia, Satanás le dijo a Dios que planeaba engañar a la humanidad y acechar a los humanos en el camino recto, acercándoseles por todos lados. "Tú", le dijo Satanás a Dios, "verás que la mayoría de ellos son desagradecidos". Dios le ordenó a Satanás que saliera, y juró que llenaría el infierno con él y todo aquel que lo siguiera.

Aleyas 19 a 25: La aceptación del arrepentimiento

Adán y su esposa fueron llevados a vivir en el Paraíso y se les permitió comer de todo lo que quisieran. Sin embargo, hubo una excepción: el árbol que Dios les señaló. Satanás les susurró a Adán y a Eva para que tomaran consciencia de su desnudez, y también los animó a comer del fruto prohibido, diciéndoles que así serían inmortales o se convertirían en ángeles. Satanás les juró que era un asesor sincero para ellos. Después de comer de ese árbol, su desnudez se les hizo clara, y Adán y Eva reunieron hojas para cubrirse. Dios les preguntó por qué Lo habían desobedecido y por qué no habían guardado la advertencia que les había hecho sobre Satanás. Adán y Eva admitieron su fechoría y pidieron perdón. La Tierra se convirtió en su morada, donde vivirían, morirían y resucitarían de nuevo a la vida.

Aleyas 26 a 32: Advertencia

Luego, Dios se dirige a los hijos de Adán (la humanidad), les explica que tienen prendas para cubrir su desnudez y para que les sirvan de adorno, pero que la mejor vestimenta de todas es estar siempre consciente de Dios. Esta es una señal, dice Él. De nuevo, les advierte que Satanás es un enemigo jurado de ellos, para que no se dejen engañar. Los malvados están aliados con los que no creen. Dios no ordenó la inmoralidad, por lo tanto, el que la hayan cometido los antepasados no es una excusa. Dios ordena la rectitud, que la oración Le sea dirigida solo a Él, y que seamos completamente devotos a Él. Dios creó a la humanidad y repetirá ese proceso en el Día del Juicio. Algunos son guiados, pero algunos están condenados porque tomaron a los malvados como sus amos.

Dios les aconseja a los hijos de Adán que se vistan bien, cuando y donde recen, y que coman y beban de lo bueno que Él ha proveído. Sin embargo, les advierte que no sean extravagantes, pues Él no ama a los que se comportan así. Luego le aconseja al Profeta Muhammad que les pregunte a sus seguidores quién les ha prohibido aquello que Dios les ha proporcionado. Esas cosas son para que la humanidad las disfrute, pero solo serán para los creyentes en el Día de la Resurrección.

Aleyas 33 a 41: Las puertas cerradas

Se le aconseja al Profeta Muhammad que les diga a los creyentes que Dios prohíbe los actos vergonzosos, tanto los que se hacen abiertamente como los que realizan a escondidas. El tiempo de vida de cada nación está establecido, y no puede ser acelerado ni retrasado ni un instante. Cuando los mensajeros vienen, los que creen serán salvos; pero aquellos que ignoran las advertencias estarán eternamente en el fuego. Los más injustos son aquellos que inventa mentiras sobre Dios o niegan las revelaciones. Ellos vivirán sus días, y aquellos a quienes invocaban en lugar de Dios no los ayudarán, permanecerán en el Fuego. Se maldecirán y culparán unos a otros mientras son conducidos al fuego para enfrentar un doble castigo. Las puertas del Paraíso no se abrirán a los que niegan la revelación o son arrogantes hacia ella. Incluso si una soga pudiera enhebrarse en el ojo de una aguja, ellos no entrarían al Jardín Eterno. Ese es el castigo para los culpables y los malhechores.

Aleyas 42 a 58: Un día de cumplimiento (juicio)

Aquellos que creen y hacen buenas obras son la gente del Jardín. Ellos no tendrán que cargar con aquello que no sean capaces de soportar, y las puertas del Paraíso serán abiertas para ellos. Ellos alabarán a Dios por el Paraíso que han heredado, y le dirán a la gente del Fuego que la promesa de Dios era verdadera; la gente del Fuego contestará que ellos también han descubierto que la promesa era cierta. A continuación, un anunciador dirá que la maldición de Dios está sobre los malhechores. Habrá una separación entre ambas partes. Los habitantes de los lugares Elevados se reconocerán unos a otros y se llamarán unos a otros. Los habitantes del Infierno les rogarán a los del Paraíso por alimento y agua, pero su respuesta es que Dios les ha prohibido el sustento. Ellos serán olvidados del mismo modo en que olvidaron la inevitabilidad de este Día, que es el cumplimiento de lo que fue prometido en el Corán.

El Señor Dios creó el universo y luego se levantó sobre el Trono de modo acorde a Su Majestad, así que recurre a Él con humildad e invócalo con temor y esperanza. Él es Aquel que envía el viento y la lluvia para producir todo tipo de frutas, así mismo Él levantará a los muertos. La vegetación emerge por el permiso de Dios.



Pie de página:

[1] Está ampliamente explicado por eruditos islámicos que Satanás es un yinn, cuyo conocimiento y devoción eran de un estándar tan elevado, que se le permitió adorar junto con los ángeles.

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